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Mostrando las entradas etiquetadas como - Tango

La Barra Beatle: Malena, como ninguna

Buenos días desde La Barra Beatles. Hoy sacamos a la cancha nuestro costado tanguero, algo que infla el pecho de varios integrantes de la barra; eso sí que somos nosotros, cada tango es un pasaje de ida y vuelta a nuestra infancia, a nuestro viejo emocionado acodado en la mesa de la cocina, a la vieja, que se daba vuelta para escuchar más concentrada cantando por lo bajo. Y la voz del viejo que insistía "escuchá, nene, escuchá…", y nosotros entendíamos el mensaje, nos íbamos atrás de esas palabras y, hasta por ahí, lo íbamos cantando yendo al colegio. Hace unos días fue 6 de marzo y Sadaic (la entidad que agrupa a quienes tenemos el hermoso trabajo de escribir canciones) lo conmemora. Fue un 6 de marzo de 1941 cuando Homero Manzi y Lucio Demare fueron hasta allí para registrarla, ignorando que inscribían un nuevo himno. Por Jorge Garacotche La canción fue estrenada en la película “El viejo Hucha”, el 29 de abril de 1942. Allí, un personaje encarnado por el enorme Osvaldo M

La Mesa Beatle: Navidad tanguera

Buenos días desde La Barra Beatles, que también tiene su jornada navideña, no con mucha fe pero sí con varias botellas y música de fondo tanguera. Por Jorge Garacotche En mi barrio, como en todos los de Argentina, las fiestas de fin de año promovían una serie de situaciones que estremecían al vecindario. Desde unos días antes la pirotecnia anunciaba clima de fiesta, menos para los animales. Uno iba a la carnicería de Don Víctor o a la de Ángel y tenían a mano la libreta donde se anotaba la lluvia de encargos de peceto, parrillada, lechones, chivitos, todo lo que presagiaba una noche romana que también visitaría a los pobres; otros tiempos. En el almacén de Mari, de Velasco y Darwin, aparecía una canasta con productos navideños y te regalaban un número para el sorteo. Lo mismo en la fiambrería de Ricardo y Susana, o en la panadería de Don Carlos, ambos a la vuelta, sobre Velasco. Éramos todos de clase baja, mediados de la década del 60, donde aún había pleno trabajo y los pobres se

Eduardo Rovira, ese otro revolucionario del tango

Diciembre de 1961. En el escenario montado en el aula magna de la Facultad de Derecho de la UBA, un innovador músico de tango despliega entre bandoneón y piano toda la impronta vanguardista del género. Su nombre es Eduardo Rovira. Entre el público, mezclado con los estudiantes, un espectador de lujo escucha con atención, hasta que el reconocimiento y la aclamación general lo empujan al escenario. Astor Piazzolla se hace cargo del bandeoneón que le cede su anfitrión e improvisa varios minutos sobre el clásico “Los mareados”. Al finalizar, el invitado devuelve el instrumento a manos de su dueño y se retira sin hacer comentarios. Rovira, entonces, retoma donde dejó Astor y acomete largas variaciones del mismo tema. La historia, rigurosamente verídica, pinta y resume la relación equidistante de dos grandes creadores contemporáneos, revolucionarios y heterodoxos, que buscaron, cada cual a su manera, cambiar el eje físico del tango, de los pies a la cabeza. Sin la fama de Piazzolla, acaso

La Mesa Beatle: Cuartito Azul

Buen día desde La Barra Beatles, que con orgullo lleva por sus días un costado tanguero. El tango nos puede, y seguramente con su dimensión, sus aires revolucionarios, su pasión desenfrenada, nos llevó a los hermosos terrenos de la melomanía. Hoy voy con una especie de himno que cuando yo era chico sonaba en las radios y todas y todos lo sabían cantar: “Cuartito azul”. Letra memorable de Mario Battistella. La música es de un compositor descomunal: Mariano Mores. Fue estrenado en 1939 por un ídolo de esos años: Ignacio Corsini, uno de los rivales de Gardel, si es que Carlitos tiene rivales. Por Jorge Garacotche José Ángel Lomio había nacido en Barracas el 22 de octubre de 1904, y tenía un tono de voz muy particular, con agudos que algunos creían poco tangueros, pero con un concepto altísimo de la melodía, sabía dibujar y frasear como los dioses, un cultor de la escuela gardeliana. Fanático de Independiente, muy bohemio de la noche porteña y sus bares entrañables. Comenzó a cantar en

Aunque te muerda un dolor

Compositor, dramaturgo, actor y hombre de cine, el autor de “Cambalache” interpeló a la sociedad argentina de su tiempo con la mordacidad de sus creaciones. El filósofo del tango, como se lo supo considerar, fue un artista integral, cuya obra lo trasciende y tiene vigencia hasta nuestros días. A más de 70 años de su muerte, Enrique Santos Discépolo nos sigue dando letra. Es posible que ningún otro autor argentino nos sacuda tan fuertemente, nos mueva el piso de ese modo. Ningún otro ha tenido esa capacidad para hablarnos desde el pasado como si estuviera al lado de nosotros. Siendo expresión perfecta del tango canción y divisa de la Buenos Aires de los años 30 y 40, su obra y su figura saltaron las empalizadas de su época para volverse contemporáneas de todos nosotros, siempre. Desde luego, el tango ha dado grandes letristas. Incluso, en el ranking de los tangueros, Homero Manzi luce invencible, en tanto encarna el ideal poético de modo pleno. Sin embargo, la transversalidad de Dis

El regreso de siempre

Siempre se ha dicho que la vida de Enrique Santos Discépolo fue un ir y venir. “Soy búmeran por temperamento”, solía bromear, mientras se comparaba con los criminales, los novios o los cobradores, para sentenciar: “Yo regreso siempre”. Y esta misma vida lo llevaba a conocer la soledad absoluta, por momentos, pero también, en otros, sentirse miembro de la más extensa familia: el pueblo argentino. Nacido en el barrio porteño de Balvanera, el 27 de marzo de 1901, hijo de un músico de orquesta, quedó pronto huérfano y a cargo del mayor de sus cuatro hermanos, Armando, que fue quien lo encaminó por el mundo de la cultura popular: la música, el teatro, la literatura. Recordamos a este genial artista con un fragmento de sus escritos inéditos, en el que confesaba su profunda necesidad de "llenarse de pueblo". Con apenas 16 años debutó como actor y poco tiempo después se animó a escribir sus primeras obras de teatro y letras de tango: “El bizcochito” y la más conocida “Qué Vach

Yira yira

La letra de “Yira yira” relata un tiempo cruel, una crisis profunda sin precedentes, la del ‘30, como describiendo la ausencia de todo contacto con la vida digna. Una visión dramática de la gente pobre con un destino que iba directo al fracaso total. Un mundo que solo se esforzaba por traer desgracias en cuotas. Algo que íbamos a ver en documentales en el viejo Cine Villa Crespo,  donde mostraban la asquerosa aventura nazi, comprobándonos que la mierda no era un relato de ficción sino la peor de las realidades. Uno se asustaba al comprobar que había gente capaz de hacer aquellas salvajadas  que uno no haría ni siquiera en la peor de sus pesadillas. Por Jorge Garacotche Hace unos días ingresé a un viejo café en la ciudad de Bs As y en una tele estaban pasando un video de Carlos Gardel, el inventor de este formato allá por la década del ´30. Allí Carlitos, junto a sus tremendos guitarristas a través del tangazo “Yira yira”, le daban duro y parejo a la hipocresía. Vengo de un barrio, d

Ideario del arte y política cabezona

Ideario del arte y política cabezona


"La desobediencia civil es el derecho imprescriptible de todo ciudadano. No puede renunciar a ella sin dejar de ser un hombre".

Gandhi, Tous les hommes sont frères, Gallimard, 1969, p. 235.