En la vida de los pueblos hay situaciones límite. Momentos en los que la paciencia popular y su capacidad de soportar adversidades, aparentemente infinitas, se agotan. Esto sucede cuando el poder establecido extrema abiertamente su crueldad y cierra todas las válvulas de esperanza de una vida mejor para las mayorías. Así sucedió en repetidas oportunidades, aconteció en Bolivia en el transcurso de la Guerra del Agua (2000) o en Argentina con el "que se vayan todos" en el 2001. Ambos acontecimientos abonarían el surco en el cual se constituirían luego gobiernos transformadores, es la fase anterior a un cambio (independientemente de que sea bueno o malo). También el Caracazo de 1989 marcó el momento de un levantamiento popular que culminaría con la elección de Hugo Chávez poco menos de diez años después, poniendo fin a cuatro décadas de componenda elitista en Venezuela. Del mismo modo, el triunfo de la Revolución Ciudadana liderada por Rafael Correa en Ecuador (2006), había sid